Se podría decir que «más vale prevenir que curar» en lo que concierne a la seguridad en México, y es que desde hace años la corrupción, el narcotráfico y la defragmentación del estado han provocado que un país antaño seguro, se encuentre con unas tasas de delincuencia elevadas.
Por ello los consejos a tener en cuenta son tan básicos como útiles, por ejemplo conviene no hacer alarde de joyas, móviles o cámaras de fotos. Evitar ser el centro de atención, ni dar gritos que denoten nuestro origen extranjero.
En los lugares concurridos como el metro, autobuses o aglomeraciones, hay que vigilar nuestras posesiones ante los carteristas. A ciertas horas de la noche es recomendable no transitar por determinadas zonas, o en todo caso moverse en coche o taxi, incluso asegurarnos de que el transporte que utilizamos tiene con las garantías de seguridad. Puede resultar extraño pero en Ciudad de México se diferencia entre los servicios de Taxi Seguro, y aquellos que no lo son, porque se dan casos en los que el mismo taxista, o sus compinches son los que llevan a cabo el delito. Por eso se recomiendo no tomar taxis por la calle, y pedir que nos llamen a uno desde el hotel o el restaurante; y en todo caso contrastar que la cédula de identificación del taxista coincide con el conductor.
En ocasiones el asalto lo realizadas los mismos garantes de la ley, y no es extraño que las patrullas de la policía nos detengan bajo cualquier excusa con tal de sacarnos una mordida por una infracción no cometida. Ante estas situaciones hay quién se mantiene firme y les planta cara y hay quién decide pagarles o «negociar» el chantaje. Sin embargo, frente a delincuentes armados lo mejor es cooperar porque es habitual que no duden es hacer uso de las armas.
El crecimiento de la delincuencia ha ido aumentando incluso de forma geográfica. Inicialmente estaba circunscrito a los estados fronterizos con Estados Unidos, donde el tránsito de drogas hacia el norte era notorio. Con la ofensiva del estado por neutralizar el narco, y la reducción de los beneficios por parte de estos, la corrupción y la extorsión se han vuelto desgraciadamente frecuentes. Si a ello añadimos que el estado ha sido incapaz de detenerlo, se ha fomentado un clima de inseguridad importante. Ciudad de México ha pasado de ser un punto seguro a uno de los puntos negros, y lugares como el Zócalo o Plaza Garibaldi, aún siendo muy turísticos, esconden rateros en cada esquina. Exceptuando los estados sureños de la península del Yucatán, donde se dice que hay un acuerdo no escrito entre narcos y autoridades de no agresión, prácticamente todo México sufre de asaltos, en ocasiones violentos.
Pese a eso, esta triste situación no debe amedrentar nuestras ganas de conocer y viajar por México porque nos perderíamos bellezas insuperables y un trato amable de los mexicanos.